El jueves 19 de diciembre una delegación de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), encabezada por su presidente, Pr. Rubén Proietti, junto a las autoridades de la Federación Confraternidad Evangélica Pentecostal (FECEP), fueron recibidos por la Presidenta de la Nación, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, en el Despacho Presidencial de la Casa Rosada, como parte del diálogo que la mandataria sostiene con diferentes grupos religiosos.
A tal efecto, los dirigentes evangélicos, representantes de la Federación que reúne a más de 12.000 congregaciones y entidades de servicio social del sector, manifestaron a la primera mandataria su preocupación por los acontecimientos de violencia social recientes.
Frente a esta realidad, una vez más, se pusieron a disposición las redes evangélicas de trabajo de contención social con base en la fe nucleadas en ACIERA, como los más de ciento veinte centros de recuperación de las adicciones, agrupados en el Programa Vida.
También el trabajo en las cárceles desarrollado por los pastores tanto con los internos, como también con sus familiares directos, y con quienes al cumplir la condena deben reincorporarse socialmente.
Hubo oportunidad de manifestarle a la Presidenta de la Nación la férrea convicción acerca de que los problemas graves de violencia social emergen de la pérdida de los valores esenciales en la comunidad, como el acuerdo fraternal y el diálogo, la honestidad, la solidaridad y la invocación a Dios, como fuente de toda razón y justicia, tal lo manifiesta la Constitución Nacional apenas en el Preámbulo.
Desde el aporte de las iglesias evangélicas, se comprometió redoblar el trabajo de pacificación a través del mensaje compartido en las miles de congregaciones junto a la labor cotidiana en los centros de rehabilitación, las cárceles, los colegios, comedores y roperos comunitarios y las múltiples acciones organizadas a favor del desarrollo social.
La agenda contemplo el tema de la ley de personería religiosa, un aspecto muy sensible para la comunidad evangélica en el país, y que aguarda con atraso de décadas su positiva resolución, en vista que aún la regulación legal responde a una norma emanada durante el último gobierno de facto.
Finalmente, y como ocurrió ya en el mes de abril próximo pasado, se compartió con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner la experiencia de transformación de las vidas y las familias a partir del amor de Jesucristo que han vivenciado millones de argentinos, y que tal experiencia nos da la esperanza de una Argentina transformada en base a esa bendición de Dios, que hace próspera a la Nación y no trae tristeza al pueblo.
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