Se cumplen 38 años de aquel 2 de abril de 1982 cuando las valientes tropas argentinas desembarcaron en las Islas Malvinas con el fin de recuperar la soberanía que en 1833 había sido arrebatada por Inglaterra. A los pocos días, una fuerte dotación de militares británicos partió hacia territorio nacional dando respuesta y desplazando a los militares argentinos. El conflicto bélico resultó ineludible.
Años después en noviembre del 2000, nuestras autoridades legislativas promulgaron la ley 25370 que declaró al 2 de abril de cada año como «Día del veterano y de los caídos en la guerra de Malvinas», en homenaje a todos los que dieron su vida estoicamente y a los sobrevivientes de aquella cruel batalla. Coincide la fecha, con el desembarco, que arrojó un balance de dejar en el Sur para siempre a 649 compatriotas ejemplares que dieron todo por Argentina, y un elevado número de suicidios como resultado de los traumas posguerra.
Como Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina, oramos por el consuelo divino para con cada una de las familias de los soldados que fallecieron durante y después de la guerra. Como así también pedimos al Señor por cada veterano que ha combatido en la Isla, dando nuestro reconocimiento por la valentía y coraje en el cumplimiento del deber. Las Sagradas Escrituras nos enseñan el principio de honrar a los que merecen honra. Por lo que animamos a la sociedad a honrarlos. Ellos también merecen nuestro aplauso y gratitud, ya que combatieron con escasos recursos, pero entregándolo todo, incluso sus propias vidas, defendiendo con honor y patriotismo a la patria, sufriendo toda clase de situaciones adversas, sin lugar a dudas son nuestros “Héroes». Continúan siendo hoy un ejemplo para las nuevas generaciones y el honor para todos nosotros, siendo que contamos con argentinos que lo dieron todo por su tierra. Dios les guarde junto a sus familias ante esta situación de cuarentena que estamos atravesando como nación.
Nuestro deseo es que nunca más nuestra soberanía sobre las Islas Malvinas, debe recuperarse con el derramamiento de sangre, sino enarbolando siempre la bandera de la paz, pero con nuestra firme convicción de defender la tierra que nos pertenece.
Encomienden a Dios su camino, confíen en El y el hará (Salmos 37:5).
Comité Ejecutivo de ACIERA
Buenos Aires, 2 de abril de 2020